La adolescencia de estos tiempos que corren (demasiado rápido para mi gusto), toma lo superfluo como esencial. Esto es en parte propio de una edad, en la que, mediante la identificación hacia personajes ó simbolismos: busca su propia personalidad.

Las numerosas denominadas "tribus urbanas", son en si mismo una mediocre forma de distinguirse por el aspecto, lenguaje, gusto musical ó peor aún por las diferencias socioeconómicas. Estas formas de diferenciarse, rinden culto a la discriminación más absurda y mediocre de la actualidad.

Estos chicos muestran una pobre imágen de rebeldía, que sería buena para el desarrollo de su intelecto, pero nefasta para identicarse como sociedad.

Soy conciente que ellos no son culpables de su superficialidad y somos los adultos los responsables de las actitudes de los hijos como individuos sociales. Podemos encontrar muchas justificaciones a nuestra falta de atención, carácter ó responsabilidad, y aún así no alcanzará para compensar el despilfarro de juventud del que hacemos gala como sociedad.

Sinceramente deseo que estas "modas", pasen rápidamente y se pierdan en el olvido.

Por lo menos los hippies buscaban en el amor y la paz cambiar al mundo, tomando las banderas de las utopias. Al contrario de estos niños que rechazan un mundo que a su vez lo disfrutan, lo que es la peor de las hipocresías.