Esta va por El Cuchi  

Publicado por Fredagrico

 Quisiera refrendar mi admiración por este artísta generoso, que supo deleitarnos con su música y su sabiduría por todos los años que le dió la vida. Los argentinos tenemos el orgullo de haberlo contado entre nuestros notables de todos los tiempos. Cabe aclarar que a pesar de su talento musical, el Cuchi era más que un músico, era una mente inquieta de esas mentes que no descansan, que siempre elucubran pensamientos que te golpean en la frente para decirte que nada está definido y que siempre podemos andarle buscando "cinco patas al gato teniendo cuatro". Eso es rebeldía y me encanta...




El Cuchi Leguizamón, un musiquero genial e irreverente

Figura capital de la música argentina, zambas, chacareras y vidalas de una belleza incomparable.
Nunca abandonó Salta, la provincia donde nació y de cuyo paisaje formaba parte.
Hijo de una familia aristocrática, sobre el final no le alcanzaba el dinero para arreglar su piano oxidado.

MUSICA EN EL ALMA.
El Cuchi armó conciertos de campanarios e intentó uno de locomotoras, fascinado por lo que llamaba "ese instrumento maravilloso".

Gustavo El Cuchi Leguizamón leía al Che Guevara en el exclusivo Club 20 de Febrero de Salta en plena dictadura, y bastante después, opinó que a Menem "hay que tomárselo en broma".
Nacido en Salta el 29 de setiembre de 1917, el Cuchi fue poeta, músico, compositor, abogado penalista, defensor de pobres por sentimiento, y profesor de historia, literatura y filosofía. También un polemista filoso, capaz de decir más en serio que en broma que todos los males argentinos se deben a que "este país se ha amariconado, y no se puede ser traidor con el sexo".
Casado con Ema Palermo, padre de tres varones y una mujer, Leguizamón es autor de más de ochocientas obras, incluyendo piezas inolvidables como Corazonando, La Pomeña, Zamba del silbador, Carnavalito del duende, Zamba del laurel, Elogio del viento, Balderrama, Lloraré, Zamba de Juan panadero, Coplas del regreso, Zamba del guitarrero.

Orquestador del memorable Dúo Salteño, además de sus propias letras, musicalizó los poemas de su entrañable amigo Manuel J. Castilla, pero también los de César Perdiguero, Luis Franco, Jaime Dávalos y Armando Tejada Gómez.
Este hombre a quien ya anciano no le alcanzaba la plata que cobraba por derechos de autor para arreglar su piano oxidado tenía una prosapia que lo marcó.
Una de sus bisabuelas, Martina Silva de Gurruchaga, criolla de hacha y tiza que peleó en la Batalla de Salta, embaucaba a los pretendientes de sus hijas con su exquisito dulce de leche casero. Su marido, José María Todd, era un hombre fuerte de la región que, recomendado por su tío, el general Arenales, había sido ayudante del Manco Paz y llegó a teniente primero. Urquiza le ofreció los despachos de coronel, y Todd los rechazó indignado: "¿Cómo voy a mixturar charreteras ganadas con sangre y charreteras pegadas con moco?".
Una vez, cuando Todd debía ausentarse de la comarca, los Uriburu le prepararon una revuelta. Entonces, y hasta su regreso, nombró gobernador interino al Señor del Milagro, y en esos días nadie se atrevió a robar ni una gallina. Juan Martín Leguizamón, su abuelo, desoyó los consejos de su propio padre sobre las propiedades embelesantes del dulce de leche y se casó así con Emilia Todd Gurruchaga.
Hijo de un contador fanático de la ópera y de una mujer que heredó la costumbre de silbarles a los pájaros para que la siguieran, Leguizamón es un arquetipo al que reverenciaron los ricos y los pobres, la izquierda y la derecha, el apetito y las ganas de comer.
Pero, ¿cuál fue el secreto de esta magia? La respuesta, acaso se pueda rastrear en su propia historia. Aquella delgadez Tenía meses apenas y a su madre le preocupaba su delgadez. Fue en esa época que le ofrecieron unos chanchos para ver si podía comprarlos.
"¡Pero están flacos como este cuchi!", regateó mirando a su hijo. En ese instante Leguizamón quedó rebautizado: desde entonces y para todos sería El Cuchi, vocablo que en quechua quiere decir precisamente chancho, pero al que en Salta se le otorga un significado no peyorativo sino simpáticamente cómplice.
Como padecía de sarampión, a los dos años su padre le regaló una quena, con lo cual lo hizo musiquero antes casi de que aprendiera a hablar.
Su familia cuenta que pronto le arrancaba al instrumento El barbero de Sevilla casi íntegro. Después, siempre de oído, la emprendería con la guitarra y el bombo, hasta que recaló en el piano.
Cuando tenía veinte años y debía resolver su futuro, ya era músico. Le comunicó a su padre que iba a estudiar Derecho, y el hombre se encrespó.
Su idea era que fuera a París para perfeccionarse. El le giraría la mensualidad.
El Cuchi, que se deleitaba con tener una historia al revés de los convencionalismos, no hizo caso y marchó a La Plata, donde en 1945 obtuvo el título de abogado.
No olvidaría jamás aquella estudiantina que lo llevaba a Buenos Aires a recalar en El Olimpo, un tugurio del Bajo donde se jugaba ajedrez. Allí conoció a Witold Gombrowicz, al que descubrió con unos botines rotosos pero inmensos.
"El único que puede tener patas de ese tamaño —maquinó— es Ariel Ramírez". Y acertó, porque Ramírez le había regalado los zapatos al polaco.
Cantó con el coro universitario, jugó rugby y después ejerció treinta años la abogacía, hasta que decidió "dejar de vivir de la discordia humana y vivir de la alegría", como había querido su padre.
En los cuarenta, cuanto tenía algo más de 25 años, trenzó una amistad entrañable con el poeta Manuel J. Castilla, el hijo del jefe de la estación de Cerrillos, a quien en una de sus obras mayores le diría: "Padre, ya no hay nadie en la boletería...".
Más que amigos, El Cuchi y Castilla fueron cómplices.
Cuando el zoológico de Salta cerró, a uno de los empleados lo indemnizaron con un león desdentado, que coqueaba y movía la cola como un perro.
Leguizamón, Castilla y otros duendes de noches que ni el amanecer clausuraba decidieron proveer de aparato masticatorio al animal, y la idea fue hurtarle la dentadura postiza al cura de Cerrillos.
Fue el clérigo entonces el que se convirtió en un león, ya que no podía rezar misa sin dientes, y hubo que devolver el implemento.
Al Cuchi, en fin, muchas veces con letra de Castilla, la música argentina, la universal en verdad, le debe zambas, chacareras, carnavalitos, vidalas inolvidables en las que habitan el amor, la tragedia, la miseria, el sarcasmo, la ternura.
Era un enamorado de la baguala ("Toda gran zamba encierra una baguala dormida: la baguala es un centro musical geopolítico de mi obra") pero también de Bach, Mahler, Ravel, Stravinsky, Schönberg y sobre todo de Beethoven, al que definió con sabiduría como "definitivo".

Pero no se quedó ahí. También admiró a otro genio argentino, Enrique Villegas, y a Chico Buarque, Milton Nascimento, Vinicius ("Las corrientes de música popular americana más importantes están en Brasil") y Ellington. Capaz de organizar en Salta primero y en Tucumán más tarde conciertos de campanarios (literalmente, pues el sonido lo proveían los bronces de las iglesias), es cierto que Leguizamón saltó sobre el pentagrama y pulsó cuerdas, digitó teclados, sopló en maderas, cobres y cuernos, como se escribió alguna vez, a pura oreja.
La prueba es que intentó también un concierto de locomotoras, fascinado por "ese instrumento musical maravilloso que tiene fácilmente dieciocho escapes de gas que son sonidos y un pito con el cual se pueden hacer maravillas, por no contar su misma marcha". Al principio —hasta hizo fundir una quena para agregarla a la máquina—, los ferroviarios lo miraban como a un bicho raro. Después se entusiasmaron. Los maquinistas lo saludaban con el saludo sonoro de la locomotora, que además le enseñaron a plasmar. Pelearle a la vida En tiempos de Arturo Illia, El Cuchi fue diputado provincial extrapartidario y en tiempos del gobernador peronista de Salta Roberto Romero, asesor cultural de la provincia. Fue entonces cuando embistió con mayor fiereza contra una burocracia sorda que impedía importar pianos y protagonizó en la Legislatura debates memorables para propender al descongelamiento cerebral.

Capaz de respetar a Churchill tanto cuanto despreciaba a Thatcher, Malvinas fue para él una herida abierta pero no ciega, porque supo adjudicar responsabilidades cuando se preguntó por qué fuimos y no peleamos.

Impensable en Buenos Aires, Leguizamón —que mascaba hojas de coca, y defendía la costumbre— fue parte del paisaje de Salta, a la que amó profundamente, desde los olores de sus yuyos secos hasta el aire que viene de la quebrada Escondida por la cual Belgrano sorprendió a los españoles.

Profundo conocedor de los animales, enseñó: "El gato al que tanto admiran los gimnastas, cuando está echado se relaja: por eso no necesita entrenarse. La llama es un animal mucho más inteligente que el gato: relaja andando; es un animal que danza desarrollando ritmos".

Se desvivía por los filósofos de la Grecia antigua que, como él, salían a caminar mientras reflexionaban y gozaban del clima, y después se burlaba: "Yo siempre ando distraído, silbando, pensando cosas en la calle; los entendidos dicen que estamos confundiendo a Salta con Atenas y que andamos queriendo aquí otra colonia peripatética".

Este hombre al que le encantaba escudriñar el cielo, erudito de la cocina criolla y la antropología, amó a las mujeres de una manera que erizaría los pelos de una feminista: "Las mujeres del artista tienen que ser santas de la vida, es decir, grandes aristócratas o maravillosas mujeres del pueblo", ésas que según él engualichan con la comida como preludio de un sueño que no es tal sino otra cosa.

Defensor a ultranza de la cultura popular y de su sujeto y objeto ("¿Cómo podés matar de hambre a la gente y pensar que hay que pisar los cadáveres de los sumergidos para que la patria financiera no se despeine?") este místico irónico y dulcemente perdulario que reía con sus propias mentiras y sobresaltaba con sus risotadas, padecía un astigmatismo crónico que no le impidió escudriñar desde la Pachamama la idea de Dios.

Por eso, acaso, escribió:
"Pobrecito Tata Dios siempre solito y ausente
 se moriría de aburrido si no fuera por la gente.
 Pobrecito Tata Dios administrando perjuicios
 pobreza, muerte y olvido la pucha con el oficio.
 Pobrecito Tata Dios ni siquiera cantar sabe
sin sentimiento ni sueño no tiene Dios que lo ampare.
Pobrecito Tata Dios cuándo aprenderá a ser gaucho
qué sabrá el pobre de amores sin mujer y sin caballo.
 Pobrecito Tata Dios no le queda un solo amigo
siempre rodeado de adulones que van a chuparle el vino".


Es algo que El Cuchi no perdonaba, pues hasta le escribió una canción de cuna: "Si el vino me ha dormido tantas veces, es justo que yo lo acune alguna vez".

 REPORTAJE AL CUCHI



Por Estela Vásquez.
Revista Puerta Abierta (de la Universidad Nacional de Salta)
Diciembre de 1989.


CADA VEZ LA CONOZCO MENOS DE VERLA IGUAL

-Quisiéramos hablar de la ciudad y su cultura...

-Noto que los perros pilas ya tienen mejor cultura porque no se ensucian en las veredas sino en el rincón.me he encontrado con uno que dice: "estoy enloquecido porque tengo veinte libros nuevos- ¿y los has leido?, -No." Es una teoría única, la gente compra libros para que la gente crea que los ha leido y no los ha leido nada.

-¿Hay una cultura salteña?

-¡cómo no! Una cultura de la filosofía salteña sotbre todo. Les cuento, y o cometo la opería de tener una filosofía salteña. El otro día fue a buscar un remedio con nombre rarisimo. "si, tenemos; dice el farmacéutico. – Y bueno, ¿cuánto vale?, - Vale tres mil pesos, - ¿cómo lo va a comprar al remedio y lo va a regalar?, -No, mire vea, yo lo compro en realidad por los frasquitos, porque son una maravilla para guardar bicarbonato, y yo lo necesito para coquear". Así descubrí que mi filosofía era salteña. Yo compraba los remedios, botaba los remedios y usaba los frasquitos.

-sos un opa más.

-Siempre he sido un opa mas. Pero yo soy un opa importante, yo soy opa número uno.

-Cómo son los opas?

-El otro día me encontrao con un opa, pobrecito, establa llorando. "¿Qué te pasa? –le digo. –Nada, es que me caido. -¿Y porqué te has caido? –Primero me han dao paque masque chicle y estaba mascando chicle. Después ha venío la radio y se ha puesto a tocar una marcha. I querío seguir la marcha, la radio, la marcha y el ritmo y el ritmo del chicle y ahí nomás mi tropezao y mi caído". Claro, pobrecito, que culpa tiene el opa... no es polirritmico, si hubiese sido polirritmico sale adelante.

-¿Los opas solemnes son un tipo especial?

-Son vivisimos, son solemnes porque nadie descubre que son opas. Hay opas que son brillantísimos, sobre todo cuando se jabonan y es por lo general poco frecuente. Hay que levantar un monumento al opa, es una idea de lo más encomiable.

Los opas solemnes ensayan frente al espejo. La solemnidad es una cosa muy importante, empezó con el derecho romano y siguió con algunas peticiones de mano. Las peticiones de mano son solemnes... por ahí el opa se equivoca y se tiene que casar con otra, pero son cosas que pasan... a lo mejor... la otra sale mejor. Porque tiene ciertos secretos alicientes, el misterio, el aliciente del misterio es una belleza, el aliciente de la sonrisa secreta y otras, que se tapan la boca y no es porque no tengan dientes sino porque tienen vergüenza.

-Los salteños ¿tenemos fama o somos opas?

-Lo que pasa es que hay opas en todos lados. A los salteños los tenemos más cerca para verlos, pero el resto de los opas que hay aquí son espantosos... Un opa porteño que se cree Mitre ¡y es!. La opería es surrealista, yo amo la opería. El opa porteño tiene mayor envase, cuida las apariencias, son opas sobradores.

Les voy a contar el cuento de los Chornencho. Se casan, con misa de esponsales y se van. Entonces empieza el opa: "-esto es pa mí, esto pa mi, esto pa mí, esto pa vos (una botella de sidra para la novia). –Opa tacaño –le dice. –Esto pa mí, esto pa mí, esto pa vos (una presa de pollo). –No quiero saber nada con Ud., no quiero verlo más en mi vida, váyase a la mierda." Se cruza a la plaza. El opa se pone a tomar cerveza, el corazoncito le empieza a bullir." –Doña Pancracia..., -Qué quiere, - Venga, -No quiero saber nada con Ud., no lo quiero ver nunca más en mi vida, ni muerto, - Entonces, quiere champán?, -No quiero, eso es para Ud., yo sólo tomo sidra" El opa ha empezao a chupar y se ve que estaba aguachetao el corazón. –Doña Pancracia...", Y la otra ya era tanto el requerimiento que ha empezao a ceder. "-¿Qué quiere?, -Venga, -No quiero. –Venga a numir. –No tengo sueño. –No importa, venga a numir sin sueño:"

-¿Cómo sería el monumento al opa?

Puede ser surrealista. Un opa natural, que ése sería el surrealista. Por ejemplo, encontramos un funcionario, uno muy atariado con mucha prosapia y mucha prosodia.

-¿El acpetaría estar en el monumento?

-No le decimos que es del opa porque se enfurecería. Hay que decirle que es del hombre importante, entonces inmediatamente se prende y lo ponemos tras de un escritorio.

-Hablamos de la ciudad...¿es colonial?

-Esta ciudad es un masacote que tiene de colonial la cara de los retratos. La han hecho los opas que no son ni maestros de obra y la han cuidado las vacas.

-Los turistas dicen que es colonial...

-Vé, ahí estánlos opas insistidores, dicen que es colonial hasta que los hacen venir a los turistas. Pero mirá, si te descuidás, el colonial es lindo.

El otro día una vieja dice: "-¿Ahí vive el Cuchi Leguizamón? –Si, ahí vive. –Decime, ¿ese que toca el piano?, -Pero no creo, yo oigo unas cosas raras pero no sé si será piano si vive al lao de mi casa?." Esto es auténticamente riguroso. Pero lo que pasa es que los salteños se enojan cuando hablan de los opas y no saben que los opas son lo mejor que tenemos. Ojalá que todos tuvieran las condiciones del opa, sabe ser honesto, por eso cree que lo castigan y no está tan equivocado.

-¿Le gusta tomar café al opa?

-Lo que sea más elegante, es un esteta el opa. Por ejemplo, era muy fácil hacer que el opa deje el vino en la antigüedad. Le decían que no era una bebida distinguida, que había que tomar cerveza. Dejaba el vino y tomaba sólo cerveza. Es obediente como los japoneses.

-Por eso ahora nosotros estamos tomando cerveza mientras charlamos. ¿No eran borrachos, entonces?

-Pero como se le ocurre... Yo le preguntao un día "-¿Por qué vos no sos borracho? –Porque a mi me gusta saber cuando estoy bebiendo, cuando uno está borracho no sabe". Mirá si será inteligente el opa, ese es uno de los niveles más grandes que nos ha dao el opa en Salta. Además es convencional.

Una vez a un opa le dijeron: -"Señor, por favor, bájese del tren porque su pasaje no corresponde a la clase. - ¿ Por qué? –Por que Ud. tiene pasaje de segunda y este es de primera. -¡Ve qué gracioso! El pasaje será de segunda pero yo soy de primera. Una razón de la sin razón que a mi razón se impone.

-Es cierto que antes anunciaban "vendo casa con opa adentro"?

-Sí, vendo casa con opa y todo. El opa era muy útil, cuidaba la higuera. Que los muchachos no se suban a comérsela. ¿Qué sería de Salta si no se cuidaran las higueras? Es mucho más importante que la cutura, porque la cultura no trae higos y el cuidado del opa sí, porque lo cuida y ud. lo come. ¡qué le parece! ¡qué profundidad!

-¿Qué era entonces la cultura del opa?

-Higos, por un lado. Por otro, la cultura está en los cuellos palomitas. ¡qué bonitos eran los cuellos palomitas!, sólo a los opas se deben que los han cuidado mucho tiempo. Es el cuello que va encima para ponerse con alguna ropa de gala.

-¿Cuáles osn las manifestaciones más importantes de los opas?

-las manifestaciones geniológicas...

-Y las manifestaciones sociales?

-Las manifestaciones sociales... el opa sabe que hay que estar siempre serio, hablar poco. Ese es el secreto que le permitió a mucha gente llegar a gobernador sin que le conozcan el tono de voz. El opa no hablaba nunca, y cómo iban a saber si era inteligente o no. Eran vivísimos, y después tenían frases mesuradas, frases de ocasión.

-Sigamos hablando de Salta...

-Salta es una categoría, es un lugar hermoso. Nunca han jugado en Salta los primos con las primas extrañamente, ... con las primas lejanas....

-¿Cambió mucho la ciudad de un tiempo a esta parte?

-Cada vez la conozco menos de verla igual.

-¿Cómo te sentís caminando por la ciudad donde tus amigos se han convertido en estatuas como Juan Carlos Dávalos y Manuel Castilla?

-Las estatuas son siempre muy discrtas, pero mis amigos eran más discretos. La copla criolla dice: "En la puerta del cementerio / suspiraba un esqueleto y en el suspiro decía pa que mierda me habré muerto". Lo veo a Manuel Castilla vivo, yo tengo sentido práctico. Pero cuando me va mal, cuando te tratan mal, cuando tu corazoncito habla de azotes, uno ve negro. Uno ve negro hasta que prenden las luces. La vida es un caudal de violencia. La violencia es linda, es pura.

-Hablemos de otra cosa que opinas de la universidad?

-Es un mamaracho, es un mamaracho. En vez de estar los opas fuera de la universidad están adentro.

Si vos pones a leer a un opa es capaz de aprender algo, no podés negarle la posibilidad de que aprenda. Pero aquí son opas enojaos, están enojaos con la cultura, porque dicen que la cutura no los saluda ¿cómo los va a saludar si no los conoce?

Los tucumanos han dado un ejemplo de cultura ahora están en decadencia, pero se han permitido tener hasta conservadores filósofos. Aquí lo más que se ha conseguido de los conservadores es que usen la camisas planchadas. Había cultura en Tucumán, una cultura grande y seria. Ahora el Consejo Académico come choripán y pizza, que querés.

-¿Qué tendrían que comer?

-Tendrían que comerse los libros que escriben, pero como no escriben nada se mueren de hambre. Es lo que yo desearía.

-¿Has notado que Salta no ha cambiado desde que hay Universidad?

-¡No, papacita! Salta no ha cambiado ni la muda de ropa.

Acá la gente, la única gente brillante de Salta, está al margen de la Universidad porque no la entienden. Uds. escuchan el movimiento poético que hay en Salta... si vos hicieras que un Walter Adet diera una cátedra de literatura, los opas te dirían que no tiene título. ¡Qué hacés con esos opas! Tenés un Jacobo Regen que es el Jacobo Rilke. "-No, ese es un aficionado al vino".

La literatura no es broma, es serio. Uds. creen que tiene que estudiar así a la chabacanería. Los microbios son bichitos chiquititos, hay que aprender a matarlos. La universidad tiene que tener gente genial o no tenerla.cuando no hay capacidad para un genio, no hay, pero aquí hay.

-¿Cómo podría cambiar?

-Exigiendo los que van. Los changos contemporáneos saben más que sus profesores "-Miren badulaques –dicen-, aquí hay que traerlos a fulanos y sultanos"

-¿Son mejores los changos contemporáneos?

-Sin universidad. La universidad es una ficción presupuestaria de pobre gente que va tomar examen y a dar títulos. ¿Vos creeés que eso es una Universidad? Hay más opas en el puebo, ya se han hecho semillas. Hay opas radicales y opas peronistas.

-Y opas de la Ucedé...

-No han tenido siquiera la autenticidad de ser opas,ellos son taraos pícaros, que no tienen nada que ver con el opa. No merecen ser opas, el opa es surrealista,el opa es metafísico..." -¿Porqué estás tan enamorao? –Y bueno, yo la quiero a la fulana. --¿Y por qué? –Y porque sí..." y se le parte la boca en una sonrisa hermosa. Y ese es el amor. El opa es capaz de definir el amor, porque sí, dice.

-¿Por qué has elegido quedarte a vivir aquí?

-Porque aquí es hermoso, porque soy anónimo. Salta es hermoso, no te pide credencial.

-La elegiste porque sí.

-También es cierto. El clima de Salta... los recuerdos. Una cosa muy curiosa, muy entrañable. A mí me gusta como a los opas que me conozca todo el mundo , yo soy opa figurón, es lo mejor que tengo, me encantan que me conozcan y que me alaben... y ahora me está gustando que hablen mal de mi.

-¿Qué opinás del gobierno de Salta?

Voy a opinar poco, porque está en un estado de indefension. La indefensión se parece a la inocencia que cuando no tien los fundamentos de la inocencia me da mucha pena. Lo que sucede en Salta me da mucha pena.

-¿Qué opinas de las elecciones de Tucumán?

Todas las elecciones son un mamarracho. Me parece bien la de Tucumán, la involución es real y hay que soportarla. ¡Qué hermoso que un opa como Bussi se de con que ha ganao! Se va a poner un sombrero negro y va a decir "He ganao porque soy popular". A ver, pensemos como Bussi, se va a creer buen mozo, a las mujeres les encantan los militares porque tienen buen sueldo. Tucumán prefiere asesinos y no ladrones. La incapacidad moral la dicta un estado enajenatorio de la imaginación y la razón.

-¿Sos anarquista?

-Claro, porque no voy a ser anarco. Tengo que comprarme un pantalón y tengo que ir diez veces al sastre para que me quede bien y vos querés que me compre un traje para mi alma.

This entry was posted on viernes, noviembre 19, 2010 and is filed under . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom) .

0 comentarios