Hoy caminaba por la Plaza San Martin de la ciudad de Córdoba, y observaba el desarrollo de la Feria del Libro en unas carpas instaladas, bordeando la plaza histórica y teniendo al Cabildo y la Catedral como testigos de los acontecimientos. Entré como curioso en compañía de mi hija de 12 años y me puse a imaginar, como aquel que se escapa como el humo por la ventana, sobre las cantidades de palabras escritas por mentes a veces lúcidas y otras no tanto, descansando sobre mesitas, apiladas y con cartelitos de ofertas de entre 10 y 50 pesos. Ahí por Homero, Tomas Eloy Martinez, Becquer, Darwin, José Hernandez y un larguísimo etcétera...entre ilustres desconocidos por mí. Y se me dió por meditar sobre el valor "monetario" de en este caso la palabra escrita. Y yendo más allá en el pensamiento, me gustaría saber como hacen para sobrevivir los que escriben para nosotros, y si es negocio tener una editorial. Por ahí se salvan haciendo un libro de Gaturro ó de Barbie, escribiendo sobre autoayudas, el horóscopo chino y el arte del Feng Shui.

Les aclaro que para mí el aprendizaje más valioso que nos da la vida de estudiante, es el aprender a leer. Y el ejercicio constante de la lectura lo que nos hace libres y pensantes.

Y así como el valor de la palabra como compromiso languidece en estas épocas mediáticas. Pienso que la palabra escrita por los autores notables de todos los tiempos, está al alcance de cualquier bolsillo flaco de recursos, diciéndote que el precio no es excusa para no leer. Entonces que hacemos...

Pienso en el Quijote rebotando contra los molinos de viento, encaprichado y testarudo, diciéndo que las palabras no tienen precio, pero que tienen valor, un valor tan alto que es incalculable...Palabra de Fredagrico!

Y tengo en música a un maestro de la palabra y es Miguel Abuelo con dos hermosas palabras debajo del brazo "Buen día, día"..