La felicidad en camino...  

Publicado por Fredagrico

¿Cuántas veces nos preguntamos, cómo hacen los demás para verse tan felices?. Convencidos que debe haber una fórmula o "santo grial" que no está a nuestro alcance, lo que impide que no lleguemos a concretar nuestras ambiciones o sueños en el camino de la vida. Esto se torna indefectiblemente en algo sumamente grave para nuestra salud tanto física como espiritual, lo que redunda en un pesimismo casi patológico, que nos sumerge en profundos abismos que nos atrapan como a un insecto en una telaraña, allá en el fondo de los fondos.
Lo que está escrito, no es más que la diferencia entre un optimista y un pesimista, ya que pienso que la felicidad es un camino y no un destino...pero mejor que lo explique Wimpi (1):

OPTIMISMO Y PESIMISMO

El tipo se hace pesimista, por lo general, a fuerza de ir viendo lo que les pasa en la vida a los optimistas.

Hay un optimismo capaz de producir pesimis­mos: y es el de los optimistas que enajenan el presente, que desatienden la hora en que se vive a fuerza de anticiparse un futuro prodigioso de esa hora.

Aspirar a la plenitud es un modo de conspirar contra ella. Quien aspira a mucho, en efecto, siempre se siente defraudado por lo que pudo, luego, conseguir.

Cada hora de la vida tiene una riqueza, un significado y un sentido. Cuando el tipo no apro­vecha esa riqueza, no advierte ese significado, no entiende ese sentido, ha sufrido una pérdida que ya con nada podrá compensar.

No es optimismo auténtico el de quien espera confiado a que la realidad llegue a tener el tama­ño de sus sueños: lo es, en cambio, aquel capaz de vivir su sueño como una realidad.

Esperar a que una ilusión se realice, es una falta de respeto para con la ilusión.

Esperar a que se transforme en una cosa que pueda tocarse o guardarse en el cofre-fort o po­nerse en la heladera, es quitarle a la ilusión sus valores más ciertos y su gracia más diáfana y su gloria más pura.

Es confundir a la ilusión con un pagaré. Dicen los pesimistas que no puede haber felici­dad completa, porque están aburridos de ver la decepción de los optimistas que creían que podía haberla.

Pero es que la felicidad no es nunca una cosa hecha: se va haciendo.

No se trata de que el tipo piense, edificado, en que llegará a ser feliz: se trata de que, lúcido, vaya siendo feliz.

A cada momento el tipo está llegando a algo. Lo malo es que no se da cuenta.

Nada de lo que pasa, pasa. Todo se hace nuestro.

Y el tipo, que siempre quiere apoderarse de todo ¡nunca sabe ser dueño de nada!

La felicidad no puede estar al fin de ningún ca­mino: debe ir estando en el camino.

No es, nunca, una cosa hecha: es intención y referencia, es conciencia y fe.

No busca el camino hacia una cosa: se hace, entre las cosas. un camino. . .

Todo momento es algo, todo paso es una deci­sión.

Cada latido es un regalo.

Por no haber entendido eso tuvo que confesar, allá en sus años viejos, la Marquesa de Sevigné:

__" ¡Qué feliz era yo en aquellos tiempos en que era infeliz...!”

(1) Arthur García Nuñez —Wimpi—
(1905 / 1956), humorista, guionista, y periodista nació en Montevideo.

Para vestir de música esta entrada elijo una de mis canciones favoritas para embadurnarme de una fuerza optimista, disfrútenla antes de que la agarre alguna propaganda de gaseosa (chiste):

Vamos dejando por el Duo Terral


This entry was posted on sábado, marzo 13, 2010 and is filed under , , , . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom) .

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