Un extraño amor  

Publicado por Fredagrico

A raíz de los sucesos por los que atravesó Haití como consecuencia del terremoto, era raro e intrigante a la vez observar por televisión la cobertura infatigable de la CNN y como hacían tanto hincapié en el humanitario papel que hacian pueblo y gobierno norteamericanos para la ayuda del pais caribeño.

Mi abuela como las de muchos solía decir que "cuando la limosna es grande hasta el santo desconfia" y a mi me parecia que con el devenir del tiempo vamos a poder verle la pata a la sota. Acuérdense del gesto de Bush en su visita a Haití, limpiándose la mano despues de estrechársela a un haitiano con asco, en la propia camisa de Clinton. Es todo un gesto que no debemos olvidar. Los acontecimientos inmediatos podrán develar este misterio, por favor estemos atentos...
Quiero compartir esta nota publicada en el Boletin Digital Universitario de la Universidad de Carabobo en Venezuela:

El extraño amor de EEUU por Haití Alexis J. Guerra C.

El asombro, la preocupación, la tristeza y toda la gama de sentimientos que genera lo sucedido en el cercano Haití, concita a una reflexión donde se cruzan informaciones variadas acerca de la colaboración internacional que se despliega en términos de ayuda humanitaria. En ese escenario, resalta particularmente la manera como Estados Unidos asume esa tarea, utilizando para ello, de facto, su aparato militar. El Secretario de Estado francés de Cooperación, Alain Joyandet, denunció, desde Puerto Príncipe, que “se trata de ayudar a Haití no de ocupar Haití”, y solicitó a la Organización de las Naciones Unidas, ONU, que definiese el papel de la potencia norteamericana en el país caribeño. Vale preguntarse, entonces: ¿Y ese extraño amor de EEUU por Haití? O si se quiere, ¿Y ese interés? El psicólogo argentino Walter Riso, publico hace un par de años un libro que se titula Amores altamente peligrosos, cuyo subtitulo descubre el contenido y puede encajar en las interrogantes planteadas: "Los estilos afectivos de los cuales será mejor no enamorarse: cómo identificarlos y afrontarlos". Hay amores que matan y en las relaciones de pareja hay que esgrimir siempre la carta de la Declaración de los Derechos Humanos, recomienda el citado autor.

En eso de relaciones afectivas entre ambas naciones, un Informe de Médicos sin Fronteras (Las crisis humanitarias más olvidadas) destaca que en el año 2006, la magnitud de la crisis que vive Haití, pese a que se encuentra a poco más de 80 kilómetros de Estados Unidos, fue casi totalmente ignorada por los medios de comunicación norteamericanos.

Resulta un lugar común en el análisis, la referencia a la historia de Haití como una secuencia de golpes de Estado y desastres naturales, como si el país se hubiera ido desangrando y acumulando deudas con su propia historia, según reseña el diario La Nación. A lo cual agregamos, y otros países con ella. Releyendo un viejo texto de Eduardo Galeano (Los pecados de Haití) escrito en 1996, apreciamos, por ejemplo, que en 1700, Haití (Santo Domingo) era una colonia francesa que, en tanto posesión europea estratégica, rivalizaba con las colonias norteamericanas, al punto de producirse en sus plantaciones casi la mitad del café y del azúcar del mundo.

Cuando los EEUU, primero, y luego Francia, se constituyen en naciones independientes y soberanas, al grito de “libertad, igualdad y fraternidad”, en el último tercio del siglo XVIII, los esclavos haitianos hicieron suyas tales demandas. Pelearon por ellas hasta derrotar a las tropas de Napoleón Bonaparte y erigirse como el primer país libre de América, en 1801. EEUU, que ya había conquistado su independencia, contaba con medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de tabaco y algodón. Thomas Jefferson, presidente norteamericano, reputado como uno de los padres de la democracia en ese país, llegó a ser propietario de 180 esclavos. A decir del autor uruguayo, llegó a proclamar que todos los hombres son iguales, menos los negros que han sido, son y serán inferiores. El poder político estaba asociado a los intereses agrarios. Hubo que esperar más de cincuenta años, otro contexto, para que Lincoln aboliese la esclavitud y le diese reconocimiento diplomático a Haití, en 1862.

En eso de las “deudas con su propia historia”, el balance contable ignora la que impuso Europa al gobierno haitiano, obligado a pagar una indemnización enorme a Francia, por el delito de liberación. Asimismo, que EEUU invadió Haití en 1915, gobernó hasta 1934, y se retiró cuando logró, entre otros objetivos, cobrar las deudas del país con el City Bank. En medio de la tragedia actual, presenciamos el Mea Culpa de Francia, al condonar la deuda.

En el teatro de operaciones que EEUU ha montado en Haití, el baile de máscaras es apropiado para expresar afectos. La imagen televisiva mostró a Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, al momento de este último designarlos como promotores para coordinar la ayuda humanitaria, diciendo que “al unir esfuerzos de esta manera, estos dos líderes envían un mensaje inconfundible al pueblo de Haití y al mundo”. Otra lectura diría a los ingenuos que soñaron con una política exterior distinta que se bajen de esa nube, que no hay diferencias. El cinismo está de plácemes. Después que Micheletti fue reconocido por sus partidarios como benefactor político de Honduras, puede que Irak y Haití les sonrían a los ex mandatarios.

En torno a la supuesta maldición que pesa sobre Haití, el reverendo norteamericano Pat Robertson, el mismo que alentara en años pasados el asesinato de Chávez, desde su púlpito televisivo lanzó a sus seguidores religiosos su prédica. Diciendo que el sismo fue causado por un pacto con el diablo que el país caribeño hizo en 1804, para lograr su independencia. De nuevo el maniqueísmo se hace presente, como cuando el deslave de Vargas hizo decir a un Cardenal criollo que dicha tragedia era culpa de Chávez.

Si nos preguntamos: ¿Qué planes tiene EEUU con Haití? ¿Y ese amor por Haití? La respuesta tal vez esté en la sabiduría popular: “El amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo el interés que el amor que le tenía(El Impulso, 22/01/2010).- Para completar esta entrada mejor ponernos un toque de romance debajo del lóbulo de la oreja izquierda y suspirando profundo escuchar a Vox Dei... Puedes Pensar lo que Quieras de Mi por Voxdei

La felicidad en camino...  

Publicado por Fredagrico

¿Cuántas veces nos preguntamos, cómo hacen los demás para verse tan felices?. Convencidos que debe haber una fórmula o "santo grial" que no está a nuestro alcance, lo que impide que no lleguemos a concretar nuestras ambiciones o sueños en el camino de la vida. Esto se torna indefectiblemente en algo sumamente grave para nuestra salud tanto física como espiritual, lo que redunda en un pesimismo casi patológico, que nos sumerge en profundos abismos que nos atrapan como a un insecto en una telaraña, allá en el fondo de los fondos.
Lo que está escrito, no es más que la diferencia entre un optimista y un pesimista, ya que pienso que la felicidad es un camino y no un destino...pero mejor que lo explique Wimpi (1):

OPTIMISMO Y PESIMISMO

El tipo se hace pesimista, por lo general, a fuerza de ir viendo lo que les pasa en la vida a los optimistas.

Hay un optimismo capaz de producir pesimis­mos: y es el de los optimistas que enajenan el presente, que desatienden la hora en que se vive a fuerza de anticiparse un futuro prodigioso de esa hora.

Aspirar a la plenitud es un modo de conspirar contra ella. Quien aspira a mucho, en efecto, siempre se siente defraudado por lo que pudo, luego, conseguir.

Cada hora de la vida tiene una riqueza, un significado y un sentido. Cuando el tipo no apro­vecha esa riqueza, no advierte ese significado, no entiende ese sentido, ha sufrido una pérdida que ya con nada podrá compensar.

No es optimismo auténtico el de quien espera confiado a que la realidad llegue a tener el tama­ño de sus sueños: lo es, en cambio, aquel capaz de vivir su sueño como una realidad.

Esperar a que una ilusión se realice, es una falta de respeto para con la ilusión.

Esperar a que se transforme en una cosa que pueda tocarse o guardarse en el cofre-fort o po­nerse en la heladera, es quitarle a la ilusión sus valores más ciertos y su gracia más diáfana y su gloria más pura.

Es confundir a la ilusión con un pagaré. Dicen los pesimistas que no puede haber felici­dad completa, porque están aburridos de ver la decepción de los optimistas que creían que podía haberla.

Pero es que la felicidad no es nunca una cosa hecha: se va haciendo.

No se trata de que el tipo piense, edificado, en que llegará a ser feliz: se trata de que, lúcido, vaya siendo feliz.

A cada momento el tipo está llegando a algo. Lo malo es que no se da cuenta.

Nada de lo que pasa, pasa. Todo se hace nuestro.

Y el tipo, que siempre quiere apoderarse de todo ¡nunca sabe ser dueño de nada!

La felicidad no puede estar al fin de ningún ca­mino: debe ir estando en el camino.

No es, nunca, una cosa hecha: es intención y referencia, es conciencia y fe.

No busca el camino hacia una cosa: se hace, entre las cosas. un camino. . .

Todo momento es algo, todo paso es una deci­sión.

Cada latido es un regalo.

Por no haber entendido eso tuvo que confesar, allá en sus años viejos, la Marquesa de Sevigné:

__" ¡Qué feliz era yo en aquellos tiempos en que era infeliz...!”

(1) Arthur García Nuñez —Wimpi—
(1905 / 1956), humorista, guionista, y periodista nació en Montevideo.

Para vestir de música esta entrada elijo una de mis canciones favoritas para embadurnarme de una fuerza optimista, disfrútenla antes de que la agarre alguna propaganda de gaseosa (chiste):

Vamos dejando por el Duo Terral