Barrio, identidad, ternura, pasión, definición...
¿Te acordás de los bailes de carnaval en el club 29 de Septiembre?, de los campeonatos de rock, fútbol y voley. ¿Te acordás de los desafios solteros contra casados que no se suspendían ni con un tsunami, por el honor y el asado en juego?.
¿Y de las citas en el ombú cerca del paso a nivel del ferrocarril?, de las peleas y las corridas de la policía montada (a caballo por supuesto), y las giras en bicicleta de Laferrere a Ezeiza, Rio Matanza de por medio.
Identidad: no significa D.N.I., es más que eso, no somos un número, sino una seguidilla de incertidumbres que se van haciendo ciertas a medida que crecemos, nos hacemos grandes y complejos pero definidos y conclusos, cada vez más ciertos y lógicamente más viejitos.
La verdad que no me acuerdo cuando me hice hincha de San Lorenzo de Almagro, pero es cierto que no cambié nunca más, esto es identidad, uno no anda cambiando de camiseta como si tal cosa, lo llevaremos como un distintivo de por vida.
Mi hermana, confesa hincha de Boca, pero que de fútbol ni idea, tomó a mi hijita bebé con toda ternura y a la par que la mecía, conjuraba esta seguidilla de palabras "¡Boca, Boca, Boca...!". Y la nena creció convencida de que el destino la habia marcado para siempre como hincha xeneize, de modo que ni modo de hacerla cambiar de camiseta, mi hija empezó a forjar su identidad. Por mi parte a pesar de que se me hacía un nudo en la garganta, lo acepté con resignación y respeto.
Cierto es que, como cantan los poetas, la vida nos devuelve de alguna forma lo que se nos quita, y mi hermana parió varón, hermoso sobrino con físico de futuro centrodelantero azulgrana y llegó el momento de la identidad que define a una persona, que la pinta y la enmarca, que plantea nuevas metas e incertidumbres, que se irán haciendo ciertas con el paso de los años...Es así hermana, me la debías, gracias por parir un cuervo, de barrio, a Gabu, un beso...
Arde la Ciudad por La Mancha de Rolando
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